20 .11 .2011
El objetivo se llama India
Las empresas españolas aprovechan el Plan India 2010-2012 para vender productos agroalimentarios.
Hace poco más de un año, el número de empresas agroalimentarias españolas que operaban en el mercado indio apenas superaban las cincuenta. Actualmente la cifra se eleva casi a la centena, gracias fundamentalmente al desarrollo del Plan India 2010-2012, que ha ayudado a casi duplicar el volumen de ventas en el segundo país del mundo en número de habitantes. El Plan India se ha planteado desde la experiencia de los planes puestos en marcha en China, el primero entre 2007 y 2009 y el segundo desde 2010 a 2012, que han supuesto multiplicar por tres el valor de las exportaciones agroalimentarias hasta los 300 millones de euros, solo por detrás de los 700 millones de euros que se facturan en Estados Unidos, al margen de las ventas en el seno de la Unión Europea. El plan supone anualmente un coste medio superior a los 300.000 euros, de los que 40.000 son aportados por el Ministerio de Medio Ambiente, 40.000 por el Instituto de Comercio Exterior (Icex), otros 40.000 por la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas, 120.000 por las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, País Vasco, La Rioja, Asturias, Galicia, Extremadura y Cataluña, y entre 60.000 y 70.000 euros por las empresas participantes.
En la actualidad no hay ninguna empresa agroalimentaria española con producción en India. La apuesta de la industria agroalimentaria por ese país responde a los datos sobre el potencial a medio plazo de ese mercado, al margen de las barreras que existen para la demanda de algunos productos por motivos religiosos o simplemente por tradición. Los industriales y las diferentes Administraciones entienden que existe ya una población importante, sobre todo en el medio urbano, totalmente abierta a la oferta de todo tipo de productos importados. Entre las empresas que se hallan implicadas en este plan y que ya tienen un mercado incipiente en ese país se hallan firmas como Torres, Bodegas Franco-Españolas, Paternina, Bodegas Roda, Bodegas Larchago, Vinícola de Castilla o Anecoop, en vino; Borges, Castillo de Canena, Cooperativa La Carrera, en aceites; Pascual, en postres; Jolca y Agrosevilla, en aceitunas; Calvo, en conservas, o Valor, en chocolates.
El sector de alimentación y bebidas indio está valorado en unos 134.000 millones de euros. Frente a esa cifra, las importaciones de los productos agroalimentarios no son todavía muy elevadas -solo unos 7.000 millones de euros-, pero se han duplicado en los últimos cuatro años. A favor de la introducción de los productos importados en ese país se halla el éxito de los restaurantes de comida internacional, el aumento de la distribución moderna, el desarrollo de tiendas especializadas en alimentación, un aumento del consumo de carnes, buenos datos macroeconómicos y un creciente peso de la población urbana con poder adquisitivo. En contra se halla el fuerte peso de la demanda de productos vegetales por razones religiosas en una parte de la población, altas barreras arancelarias directas o indirectas, hábitos de consumo muy marcados en favor de los productos nacionales, productos locales a precios muy bajos o el escaso desarrollo de la red minorista de distribución.
En el caso español se ha constatado que sus productos tienen una buena acogida en los medios urbanos, algo importante si se tiene en cuenta que en el país existen 26 ciudades con una población superior al millón de personas y otras nueve que van de los 5 a casi los 20 millones. Los productos españoles más demandados que ofrecen casi un centenar de empresas se centran en el aceite de oliva, las aceitunas y los vinos, seguidos de las carnes, los chocolates o las bebidas no alcohólicas. Se observan oportunidades para la comercialización de otros productos como cerveza, pastas, galletas, vinos sin alcohol y zumos. Con la excepción de la caída que se produjo en 2008 a causa de la crisis alimentaria, crecimientos del PIB entre el 8% y el 10% han sido una constante en la última década. Por su parte, las importaciones entre 2005 y 2009 casi se han duplicado, al pasar de 141.000 a 267.000 millones de dólares, con un saldo negativo de la balanza comercial de 90.000 millones. De acuerdo con las previsiones del Instituto de McKinsey, la demanda de bienes de gran consumo en los hogares tiene una clara línea ascendente hasta el año 2025 con un incremento medio anual del 5,8% en el medio urbano y del 3,8% en el rural.
Sobre una población de más de 1.100 millones de personas, unos 400 millones viven en núcleos urbanos donde las clases medias y altas demandan productos importados de alto valor añadido a través de una distribución moderna y canales de restauración. Por el contrario, existen mayores dificultades para incorporarse a esta demanda para los más de 700 millones de habitantes del medio rural. Según datos manejados por Goldman Sachs, el PIB en India superará al de Italia en 2018, al de Alemania en 2025 y al de Japón en 2027. En conjunto, todos los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) superarán el PIB de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia e Italia en 2030. Se estima que para el año 2050 India será la tercera mayor economía del mundo, por detrás de China y Estados Unidos. Después de India vendrían Brasil y Rusia. Aunque en el mercado indio sigue existiendo una legislación muy proteccionista, desde el Gobierno se están desarrollando iniciativas para modificar esa situación y lograr una mayor apertura. Informes de consultoras como AT Kearney's señalan a India como el mercado más atractivo para llevar a cabo inversiones en el comercio minorista. En una escala del cero al cien sobre los riesgos y oportunidades por invertir, el primer lugar como país más atractivo lo ocupa Vietnam, con 88 puntos, seguido de India con 80, Rusia con 72, China con 67, Egipto y Marruecos con 66, Arabia Saudí con 62, Chile y Brasil con 60 y Turquía con 58 puntos. En el caso de India, lo más atractivo es la existencia de un mercado agroalimentario no saturado.